El 9 de agosto de 1945 fue la última vez que la humanidad sufrió las consecuencias del disparo norteamericano de la segunda bomba nuclear. El objetivo entonces fue Nagasaki, Japón, con la finalidad de dominarlo militar y políticamente en plena Segunda Guerra Mundial. Ocasionó, según se conoce, más de 130 mil muertes, y las consecuencias de la radiación nuclear.
8 décadas después de aquel fatídico suceso de Nagasaki e Hiroshima, el pasado miércoles, el presidente de los EEUU, J. Biden se reunió, en Washington, con el primer ministro japonés Fumio Kishida, y le dijo: “EEUU y Japón somos iguales. Con los mismos sueños y objetivos…” Esta reunión ocurre en el contexto de la crispación militar en Medio Oriente entre Israel e Irán.
En la entrevista con www.radiovictoriagt.com, el investigador geopolítico, Martín Martinelli, realiza una radiografía de los ejes que se configuran a nivel mundial en lo geoestratégico militar nuclear para comprender mejor qué, quiénes y cómo están dándose la “escalada” a una probable confrontación nuclear.
De ocurrir una guerra nuclear, por la cantidad de ojivas nucleares existentes en el mundo al momento, las consecuencias serían inimaginables. Material, ni biológicamente existen fronteras en la tierra que puedan prevenir de la irradiación nuclear sin límites. Las condiciones generadas por la tierra para la reproducción y existencia de la vida serían afectadas por la radiación por mucho tiempo. Las consecuencias del accidente nuclear de Chernobyl, Ucrania, de 1986, evidencian ello.
¿Estamos a las puertas de una guerra nuclear? Martín Martinelli
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