Los derechos de las y los trabajadores, fundamentales para la democracia, están siendo atacados en todo el mundo, pero en Europa más que en ninguna otra parte.
Los derechos de las y los trabajadores, fundamentales para la democracia, están siendo atacados en todo el mundo, pero en Europa más que en ninguna otra parte.
El Índice Global de Derechos 2024 de la Confederación Sindical Internacional (CSI), publicado hoy, muestra que los trabajadores y trabajadoras de toda Europa han visto desmoronarse sus derechos laborales básicos y democráticos a un ritmo más rápido que en cualquier otra región del mundo.
A menudo, en lo que respecta a los derechos laborales, se ha presentado a Europa como un ejemplo positivo a seguir para el resto del mundo, pero ese ya no es el caso. El modelo social europeo se está erosionando rápidamente, mientras somos testigos de un ataque concertado a los derechos de las trabajadoras y trabajadores y al movimiento sindical.
El Índice, ahora en su undécima edición, es una revisión exhaustiva de los derechos laborales ante la ley. Clasificar a 151 países en una lista de 97 indicadores, derivados de los convenios y la jurisprudencia de la Organización Internacional del Trabajo, es como tal algo único: califica a los países en una escala de 1 (alto) a 5+ según el grado de respeto de esos derechos (ver infografía). Las violaciones se registran cada año de abril a marzo.
Lectura sombría
Para Europa, la última edición da una lectura desalentadora. El continente europeo tiene una puntuación media de 2,73 en 2024. Esto podría parecer bueno en comparación con la peor región del mundo, Oriente Medio y el Norte de África, con una puntuación de 4,74. Pero la calificación de Europa se ha desplomado desde el 1,84 de 2014, cuando se calculó el índice por primera vez, lo que supone la mayor caída en la década transcurrida de cualquier región del mundo.
Este año, tres países europeos tienen peores calificaciones que en 2023. Finlandia fue rebajada de 1 a 2, debido a los ataques de la coalición gobernante, encabezada por el primer ministro de derechas, Petteri Orpo, a los derechos laborales básicos. Las reformas introducidas, que limitan el derecho de huelga, socavan las negociaciones salariales y recortan la protección social, son un ataque sin precedentes a los modelos sociales y derechos sindicales finlandeses y nórdicos en general.
Mientras tanto, Suiza ha caído del 2 al 3, ya que las autoridades suspendieron unilateralmente la mediación tripartita sin explicación. Kirguistán pasó de 4 a 5, ya que el gobierno reprimió a los sindicatos independientes mediante redadas, detenciones y confiscaciones. La Federación de Rusia y Ucrania han reintroducido el índice en 2024, con una puntuación de 5.
El año pasado hubo en toda Europa ejemplos de restricción de derechos a los que prácticamente todos los gobiernos se han adherido. En Bélgica y Francia, las huelgas fueron criminalizadas y las y los huelguistas estigmatizados. Se ha utilizado una definición excesivamente amplia de servicios esenciales para restringir o prohibir las huelgas en Albania, Hungría, Moldavia, Montenegro y el Reino Unido.
Las y los empleadores de Armenia y Polonia han interferido en las elecciones sindicales, mientras que en Grecia, los Países Bajos y Macedonia del Norte se han creado sindicatos antidemocráticos y amarillos bajo su influencia para impedir una representación independiente y democrática de las trabajadoras y trabajadores. En Suecia, Tesla se negó a participar en la negociación colectiva, lo que provocó una muestra histórica de solidaridad por parte de los sindicatos allí y en los países vecinos.
Ha habido dos puntos brillantes. Rumania ha mejorado su puntuación de 4 a 3, ya que el gobierno amplió el derecho de huelga e hizo obligatoria la negociación colectiva en empresas con más de diez empleados y empleadas. Y en Bulgaria, los sindicatos ganaron una batalla de 25 años para garantizar por ley el derecho de los empleados y empleadas a organizarse en sindicatos.
Sin embargo, en toda Europa las cifras no mienten:
– El 73 por ciento de los países han violado el derecho de huelga.
– El 54 por ciento de los países ha violado el derecho a la negociación colectiva.
– El 41 por ciento de los países ha excluido a las trabajadoras y trabajadores del derecho a establecer y afiliarse a un sindicato.
– 16 países impidieron el registro de los sindicatos.
– En 13 países las trabajadoras y trabajadores tenían acceso restringido o nulo a la justicia.
– Seis países han restringido la libertad de expresión y reunión.
– Las trabajadoras y trabajadores fueron detenidos y arrestados en 12 países.
– Las trabajadoras y trabajadores sufrieron ataques violentos en cuatro países.
Crisis democrática
Esto equivale a una crisis democrática para Europa. Los sindicatos, los derechos de las trabajadoras y trabajadores y la democracia están estrechamente vinculados: si no se garantizan los derechos quiebra la democracia.
Durante el año pasado, en los países nórdicos y en toda la región hemos visto intentos decididos por parte de gobiernos y empresas de desmantelar pilares fundamentales de la democracia, tales como el derecho de huelga y manifestación. Mientras tanto, los movimientos de derechas han empleado políticas regresivas contra los sindicatos y las trabajadoras y trabajadores.
Está claro que el modelo europeo centrado en las y los trabajadores ya no es una realidad para millones de personas, con graves implicaciones para los trabajadores y trabajadoras de la región y el riesgo de una acelerada carrera hacia el abismo global en materia de los derechos laborales. En todo el mundo, el índice 2024 muestra que los valores democráticos y los derechos fundamentales respaldados por la mayoría de los países a nivel internacional se están atrofiando.
A pesar de algunas mejoras modestas, el panorama general es el de un ataque implacable a las libertades civiles, los derechos de las trabajadoras y trabajadores y, por lo tanto, de sus intereses. Esto se produce en un contexto de creciente desigualdad, de cambios tecnológicos que modifican rápidamente el mundo del trabajo y la exacerbación de los conflictos violentos, donde las trabajadoras y trabajadores se enfrentan a las consecuencias catastróficas de la guerra.
La respuesta comienza en el trabajo, con el respeto a los derechos sindicales en los centros de trabajo en toda Europa y en el mundo. Esto conducirá a una mayor democracia y justicia social en toda la sociedad y a nivel global, una demanda central de la campaña de la CSI por la Democracia .
Las trabajadoras y trabajadores son el corazón palpitante de la democracia y su derecho a ser escuchados es crucial para garantizar la salud y la sostenibilidad de los sistemas democráticos. Cuando se violan sus derechos, se ataca a la propia democracia.
El Índice de Derechos Globales de la CSI también cuenta la historia de trabajadoras y trabajadores y sindicalistas valientes que se han enfrentado a los peligros más graves para mejorar las vidas de sus colegas y defender los derechos democráticos. Mientras el movimiento sindical internacional lucha conjuntamente para defender los valores democráticos y los derechos que los sustentan, nuestro movimiento debe seguir desempeñando un papel integral en la configuración de un mundo más justo y seguro para todos y todas.
Luc Triangle es secretario general de la Confederación Sindical Internacional.
Texto original: https://www.socialeurope.eu/europe-world-leader-in-eroding-workers-rights
Traducción: viento sur
Fuente: rebelion.org