La administración de Xiomara Castro enfrenta en estos días una de sus peores crisis políticas desde que asumió el cargo, que tocó la cúspide -al menos hasta ahora- con la denuncia que la mandataria hondureña hizo el pasado 3 de septiembre de que está en marcha un «golpe de Estado« para «destruir» a su gobierno.
Las declaraciones de Castro ocurrieron después de que se diera a conocer un video en el que su cuñado, Carlos Zelaya -hermano de su esposo el expresidente hondureño, Manuel ‘Mel’ Zelaya-, negocia en 2013, con narcotraficantes, financiamiento para la campaña presidencial del partido Libre.
Ese día, el cuñado de Castro renunció a su influyente puesto como diputado y secretario del Congreso y en declaraciones a los medios admitió haberse reunido con los personajes en cuestión, supuestamente porque había sido convocado por empresarios. No obstante, aseguró que no recibió dinero ilícito.
Pero estos dos hechos tampoco son aislados. El 28 de agosto, la presidenta hondureña había pedido a su canciller que denunciara el acuerdo de extradición con Estados Unidos, que hasta la fecha ha permitido que la justicia estadounidense juzgue y condene a poderosos narcotraficantes, entre estos al expresidente Juan Orlando Hernández y su hermano, el excongresista Tony Hernández.
Castro justificó la medida por una supuesta injerencia de la embajadora de Estados Unidos en Tegucigalpa, Laura Dogu, quien calificó de «sorprendente» y «decepcionante» la reunión del ministro de la Defensa de Honduras, José Manuel Zelaya -su sobrino político, hijo de Carlos Zelaya-, con su homólogo venezolano Vladimir Padrino López, a quien Washington considera narcotraficante.
Por otro lado, además de las dictaduras de Cuba y Nicaragua, Honduras ha sido uno de los pocos países en América Latina que abiertamente reconoció la victoria de Nicolás Maduro, en las pasadas elecciones en Venezuela, que según la mayoría de la comunidad internacional, fue un proceso fraudulento.
ANÁLISIS
En medio de este coctel de acontecimientos, el analista político y catedrático universitario, Miguel Castillo, conversó con La Hora sobre los escenarios y posibles impactos, si es que los hay, para Guatemala.
Castillo considera que las actuaciones de Castro parecieran ser una respuesta a acciones que Estados Unidos ya tenía preparadas y que le apuntan a posibles negociaciones de narcotraficantes con la familia Zelaya.
Fuente: lahora.gt