
Una mujer sostiene a su hijo en una zona de Santo Domingo, República Dominicana, el 22 de noviembre de 2021. Matias Delacroix / AP
El Ejecutivo de Abinader defiende que la hecatombe en Haití obliga a “retos sin precedentes”.
“¿Qué importan cinco, diez, vente mil haitianos si se trata de salvar a un pueblo?”, cuestiona un personaje en ‘La fiesta del Chivo’, célebre novela del recientemente fallecido escritor, Mario Vargas Llosa. El artista peruano, muy bien documentado sobre República Dominicana, plasmó en sus letras una de sus más profundas rencillas.
Haití, la primera nación de América Latina que declaró su independencia de Europa, llegó a ejercer control sobre La Española (la isla que comparte ahora con República Dominicana) hasta mediados del siglo XIX, cuando ambos países se dividieron, administrativa y metafóricamente hablando.

En su obra, el nobel de literatura arequipeño alude al aprovechamiento nacionalista que hizo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo a las desavenencias históricas con los haitianos, a quienes criminalizó en su largo mandato (1930-1961). Una práctica que permanece vigente con matices.
A principios de mes, el presidente dominicano, Luis Abinader, anunció 15 medidas para atender la situación migratoria de la población haitiana, entre las que sobresalen la ‘dominicanización’ del empleo, la ampliación del muro que los separa, el reforzamiento de la frontera con soldados y la implementación de un protocolo de salud.
“Serán buscados y repatriados”
En un mensaje a la nación, dispuso que toda persona que no tenga una identificación válida, carta de trabajo, prueba de domicilio en el país ni pueda cubrir el costo de los servicios sanitarios, será atendida y deportada “inmediatamente“.
“Deberán marcharse voluntariamente o serán buscados y repatriados”, recomendó Abinader. “Los derechos de los dominicanos no serán desplazados. Nuestra identidad no será diluida. Nuestra generosidad no será aprovechada. Aquí la solidaridad tiene límites”, advirtió.
En medio de las críticas de diversas organizaciones, entre ellas las Naciones Unidas, el mandatario aseguró el lunes que están “respetando los derechos humanos” y descartó un cese de las repatriaciones. “Nosotros vamos a seguir”, aclaró.
“Tenemos una situación en Haití sin precedentes históricos, por lo tanto eso enfrenta retos sin precedentes a la República Dominicana”, agregó Abinader.
La “trampa macabra”
Amnistía Internacional (AI) ha alertado que el protocolo de salud acentúa el racismo en las políticas migratorias, dado el historial. Y esta oenegé es una de las más vilipendiadas por Abinader y sus corifeos, que constantemente la critican por sus pronunciamientos.
“La práctica de deportar mujeres embarazadas se ha mantenido”, sostiene Guillermo Rodríguez, encargado de campañas de AI, entrevistado por RT.
“El Gobierno ha posicionado insistentemente una narrativa que estigmatiza a las mujeres haitianas embarazadas, responsabilizándolas por la situación del sistema público de salud y retratándolas como una figura clave en el marco de una supuesta invasión haitiana”, deplora.
Rodríguez aclara que “ahora se formaliza el vínculo entre atención médica y deportación” en la isla. “Dirigir operativos migratorios a los hospitales de salud materna es una discriminación escandalosa basada en género“, afirma.
“Básicamente, el Gobierno está obligando a la gente a elegir entre la deportación o arriesgarse a sufrir complicaciones en el embarazo que podrían derivar en mortalidad o morbilidad materna o en muerte neonatal. Es, en pocas palabras, una trampa macabra y misógina“, recalca.
Desde octubre de 2024, AI contabiliza 180.000 deportaciones y las califica como “prácticas de expulsión colectiva” prohibidas por el derecho internacional, dado, además, que en su país de origen conseguirán hospitales amenazados por las bandas que ahora controlan el territorio haitiano.
“El Gobierno comete violencia obstétrica y reproductiva al deportar mujeres justo después de dar a luz, lo que también es una negligencia en la atención crítica de las y los recién nacidos”, reitera Rodríguez.
Números al alza
Recientemente, el Colegio Médico Dominicano (CMD) señaló que no fueron consultados sobre el protocolo hospitalario. Su presidente, el doctor Waldo Ariel Suero, alabó la repatriación de indocumentados, “siempre que se respeten los casos excepcionales de salud, donde la atención médica es crítica”.
En tanto, este miércoles, la Dirección General de Migración (DGM) informó que detuvieron a 1.338 haitianos sin documentos y deportaron a 950. Un día antes, el titular de la DGM, el vicealmirante Luis Rafael Lee Ballester, situó la cifra total de deportaciones del año en 114.884.
Mientras que el acumulado, desde 2016, asciende a 1.177.813. Durante un foro organizado por el Parlamento Centroamericano y la Comisión de Relaciones Exteriores y Migración del Senado de la República, calificó la inmigración haitiana como el mayor desafío para la nación.
Tanto expertos como funcionarios del Ejecutivo dominicano han reiterado que la disparidad entre países los obliga a reforzar sus medidas. La inestabilidad política y las catástrofes naturales han llevado a Haití a la pobreza crónica, mientras su vecino florece como una de las mejores economías de la región.
“La inmigración irregular repercute en una alta presión sobre el sistema de salud pública, presencia en el sistema penitenciario, riesgos de alteración de la cultura local, sobrecarga al sistema educativo, crecimiento no planificado de asentamientos, tensión política e ideológica, mayor demanda de servicios públicos, percepción de desequilibrio demográfico y carga social en fronteras y ciudades”, aseveró Lee Ballester.
¿De vuelta al horror?
Abinader ha pedido a la comunidad internacional que tome acciones en Haití, donde el magnicidio del expresidente Jovenel Moïse, perpetrado el 7 de julio de 2021, llevó al Estado al colapso definitivo. “Cumplan con su deber: Haití necesita ayuda, porque la República Dominicana no puede ni debe cargar con una crisis que no le pertenece”, manifestó.
“Amnistía Internacional lo que ha hecho es exigir al Gobierno que detenga las expulsiones colectivas porque no permiten un análisis individualizado y objetivo, es decir, caso por caso y analizando todos los elementos de riesgo para identificar las necesidades de protección de cada persona”, responde Rodríguez.
Para muchos, volver a Haití puede convertirse en el infierno en la Tierra. Pero con la posición férrea de Abinader, reelecto en mayo de 2024, y los anodinos pronunciamientos de la comunidad internacional, no parece que haya otra opción.
“Las personas haitianas que salen de su país necesitan protección internacional y todo el mundo debería ser consciente de que sus vidas corren peligros si son devueltos a Haití“, persiste Rodríguez. “Estas deportaciones o expulsiones colectivas no respetan el principio internacional de no devolución que implica no poner a la persona en riesgo con la deportación”, critica.
Entretanto, son múltiples las denuncias de estigmatización inclusive a los infantes que estudian en colegios públicos de República Dominicana. Preguntado al respecto, el ministro de Educación, Luis Miguel de Camps, defendió que el objetivo de garantizar la educación “de manera priorizada” a los dominicanos.
“Del jefe [en alusión a Trujillo] se dirá lo que se quiera. La historia le reconocerá al menos haber hecho un país moderno y haber puesto en su sitio a los haitianos. ¡A grandes males, grandes remedios!“, se lee en una cita atribuida al ficticio senador Agustín Cabral en ‘La fiesta del Chivo’. El realismo latinoamericano en suma expresión.
Fuente: actualidad.rt.com