Brasil asiste a un fin de semana de mucha expectativa. Para este domingo, en la avenida Paulista (el corazón financiero de Sao Paulo), el expresidente Jair Bolsonaro ha convocado su primera gran manifestación después de que el 8 de enero de 2023, una turba de sus seguidores asaltó y vandalizó las sedes de los poderes públicos del Estado, ubicadas en Brasilia.
Para aquel momento, Bolsonaro ya no era presidente y desconocía tozudamente el resultado electoral que le había dado el triunfo a Luiz Inácio Lula da Silva en el balotaje de 2022, por una diferencia de cerca de dos millones de votos.
Después de aquel acontecimiento que puso en vilo a la democracia brasileña, Bolsonaro recibió una andanada de críticas, no solo de sectores progresistas, sino de Washington y muchos actores de derecha, que vieron como el líder mesiánico se radicalizaba y desconocía las reglas del juego.
Bolsonaro fue inhabilitado políticamente hasta el año 2030 y se le sigue una serie de juicios por ese infausto incidente que nos recordó, por su similitud, a la toma del Capitolio que realizaron los seguidores del expresidente Donald Trump, en EE.UU, en enero de 2021.
La actual convocatoria surge una vez que el pasado 8 de febrero, el magistrado Alexandre de Moraes ordenó confiscar el pasaporte del exmandatario para que no abandone el país y haga frente a las investigaciones judiciales existentes.
El magistrado en mención también publicó zendo video que mostraba a Bolsonaro, en reunión de gabinete, cuando hacía mención de las posibilidades de fraude en las presidenciales de 2022. La pesquisa registra informaciones sobre la conspiración de miembros militares y civiles del gobierno de Bolsonaro para mantenerlo en el poder político, independientemente del resultado electoral. En especial, De Moraes hace mención de un proyecto de decreto que manejó en su despacho el exmandatario poco antes de dejar el poder, y que habría tenido la intención de revocar el resultado electoral y arrestar a magistrados y senadores.
La efectiva inhabilitación para ejercer cargos públicos que pesa sobre Bolsonaro no implica automáticamente la neutralización del “bolsonarismo”.
La investigación busca comprobar si lo que sucedió en Brasilia aquel 8 de enero, tuvo que ver con una planificación previa y no con un acto espontáneo de las turbas bolsonaristas, por lo cual, su responsabilidad política podría comprobarse, lo que implicaría imputaciones de diversa índole por parte de la Justicia brasileña.
Bolsonaro y el bolsonarismo
Pero la efectiva inhabilitación para ejercer cargos públicos que pesa sobre Bolsonaro no implica automáticamente la neutralización del “bolsonarismo”.
Muy probablemente, un líder mesiánico como Bolsonaro se encuentre dolido en su ego por la imposibilidad de poder presentarse en las próximas presidenciales de 2026. Sin embargo, cuenta con recursos y variantes que le podrían permitir llegar nuevamente, si no a la silla presidencial, sí al poder político.
Por ello, el principal objetivo de Bolsonaro con esta movilización que ha convocado para el día domingo en Sao Paulo, es mantenerse como líder máximo de la oposición política. Reactiva a sus seguidores pero a la vez modera un tanto su discurso para poder abarcar también a sectores de la esfera democrática o de la centroderecha brasileña, que rechazaron aquellos acontecimientos extremistas.
Sin los acostumbrados insultos y sin satanizar al actual presidente Lula, Bolsonaro convoca una movilización en la que “aprovecha” las últimas informaciones que han salido de su juicio para acaparar la atención y comenzar a competir por la carrera presidencial, así sea por medio de un hijo o un allegado.
Bolsonaro cuenta con recursos y variantes que le podrían permitir llegar nuevamente, si no a la silla presidencial, sí al poder político.
Así que el domingo, junto con las reacciones que este acto pueda tener, implicará un riesgo y una prueba: una gran demostración de las debilidades o fortalezas que puede tener la democracia brasileña, cuando las mismas hordas ultraderechistas vuelvan a las calles a defender a su máximo líder.
El Partido de los Trabajadores (PT), por medio de su presidenta, Gleisi Hoffmann, ha declarado el rechazo a este tipo de convocatoria y acusa a los medios de comunicación de potabilizar estas manifestaciones extremistas.
“Ni Bolsonaro ni su absurda convocatoria pueden ser normalizados a riesgo de normalizar la mentira, la falta de respeto a la ley y la barbarie (…) Brasil superó recientemente un intento de golpe y sabemos bien el riesgo que corremos. No podemos flirtear con el peligro”.
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Fuente: actualidad.rt.com