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La desaparición de la abogada y defensora de derechos humanos, Sandra Domínguez y su esposo Alexander Hernández que ha cimbrado al estado de Oaxaca, “se enmarca en un territorio que está cambiando, pero que no tiene elementos para canalizar esas transformaciones”, expresó Arturo Tapia, investigador del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, en dialogo con el periodista Samael Hernández, en Conexión 21.

Foto: Carolina Jimenez claroscuro
Foto: Carolina Jimenez claroscuro

El investigador señaló que las políticas federales y megaproyectos extractivistas en materia de infraestructura, minería, energía, educación, afectan el territorio oaxaqueño y transforman la vida de los pueblos asentados a lo largo y ancho de sus 570 municipios. Esto provoca “la irrupción del activismo”, generándose “un clima de movilización, de protesta, de conflicto, en defensa del territorio”.

Haciéndose la pregunta de si Oaxaca es un espacio de riesgo para los activistas y defensores del territorio, Tapia argumentó que si, porque los actuales sistemas de justicia no ofrecen las instancias para solucionar los conflictos territoriales, creando climas de impunidad. “Por eso, cuando se anunció la desaparición de la activista Sandra Domínguez, se resaltó el contexto de victimización que ya lleva varios años en forma de agresiones, desapariciones y homicidios”.

Haciendo alusión a diversas fuentes, el investigador recordó que entre 2018 y 2022, han asesinado a 22 activistas en la entidad; la Defensoría de los Derechos Humanos de los Pueblos de Oaxaca ha captado 232 denuncias de los defensores del territorio y 126 de ellos -además de 21 periodistas-, han solicitado el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

Para cerrar su intervención, recordó el caso del proyecto de la Hidroeléctrica “El Paso de la Reina”, un proyecto que nunca ha prosperado, pero que causó la muerte de 5 personas en menos de tres meses en 2020. La presa se proyecta sobre un área de 3,100 hectáreas, abarcando 6 municipios y más de 40 localidades de la costa oaxaqueña, siendo devastador para la flora y la fauna del Parque Nacional Lagunas de Chacahua.

 

Fuente: oaxacaencontexto.blogspot.com

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