Radio Victoria

San Salvador. El presidente salvadoreño Nayib Bukele asumió el sábado un segundo mandato consecutivo de otros cinco años, con el desafío de disminuir los indicadores de la pobreza y aliviar las finanzas públicas del país más pequeño de Centroamérica, anticipando que podría requerir de una "medicina amarga".

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele se dirige a los asistentes junto a su esposa Gabriela Rodríguez después de prestar juramento en el Palacio Nacional en el centro de San Salvador, el 1 de junio de 2024. Foto Afp

A principios de febrero, Bukele arrasó en las presidenciales con el 84.6% de los votos, pese a los reclamos de sus opositores y algunos miembros de la comunidad internacional que denunciaron los comicios asegurando que la Constitución del país prohíbe la reelección inmediata.

La popularidad de Bukele, un controversial expublicista de 42 años de edad que inició su primer mandato en 2019, fue catapultada por una guerra contra las pandillas que le permitió reducir el número de homicidios en dos años en 87%, tras la implementación de un estado de emergencia que ha colocado al país entre los más seguros del mundo.

A pesar del amplio respaldo a la medida, la debilitada oposición y diversos organismos de derechos humanos la han criticado asegurando que se ha capturado -a veces sin pruebas- al 2.5% de la población adulta del país.

Con vecindarios más seguros, ahora la principal preocupación de la mayoría de los seis millones de salvadoreños es el incremento del costo de vida y del desempleo, que han llevado la pobreza a niveles no vistos en más de un lustro.

Tras hacer una analogía de la situación del país con un paciente con diversas enfermedades que está en tratamiento, Bukele se comprometió a atacar y curar las otras enfermedades de El Salvador, como la situación de la economía, luego de acabar con el cáncer de las pandillas.

“Ahora que ya arreglamos lo más urgente, que era la seguridad, vamos a enfocarnos de lleno en los problemas importantes, empezando por la economía”, dijo Bukele en su discurso de posesión. “Quizá en este nuevo tratamiento para sanar la economía, quizá también haya que tomar medicina amarga”.

“Esta es la receta que ustedes eligieron, la receta que está dando resultados”, agregó, aunque no dio detalles de cuáles serán las medidas que implementará en el nuevo mandato.

En la última década, la pobreza se redujo en El Salvador desde niveles cercanos al 50% hasta llegar al 30% en 2019, cuando asumió Bukele. Sin embargo, el joven mandatario ha tenido dificultades para seguir reduciendo la incidencia y el año pasado subió al 30.2% de la población.

“Los impactos de las políticas o de las decisiones que el Gobierno toma a nivel macroeconómico, sobre todo las que tienen que ver con reducir gastos sociales para poder pagar deuda o para reducir el déficit fiscal, terminan generando una situación crítica a las mujeres y a los hogares del área rural”, opinó la economista Julia Evelyn Martínez.

Finanzas Públicas

En 2021, Bukele sorprendió a propios y extraños al anunciar que El Salvador adoptaría el bitcóin como moneda de curso legal en paralelo al dólar estadounidense.

Pero el proyecto no ha despegado como se esperaba y hasta podría estar perjudicando las posibilidades del país de recibir una necesaria inyección de efectivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), en momentos en que la economía registra el crecimiento más lento de Centroamérica y la deuda pública alcanzó un récord de tres décadas en 2022.

“Si bien en los últimos años la deuda ha disminuido, todavía es superior a los niveles previos a la pandemia y la posición fiscal del país continúa siendo frágil”, dijo el Banco Mundial.

“El Gobierno enfrenta presiones de liquidez y tiene pocas alternativas de financiamiento”, agregó el organismo.

Desde que Bukele asumió la presidencia, la deuda pública de El Salvador se ha venido incrementando. Al cierre de 2023, la deuda pública total del país centroamericano llegó a 20,000 millones de dólares. De ellos, 12,000 millones corresponden a deuda externa.

Sin embargo, las cuentas no incluyen la deuda estatal con los fondos privados de pensiones de casi 10,000 millones de dólares.

En un intento por aminorar la curva de vencimientos de sus obligaciones, en los últimos años, el país ha recomprado bonos.

 

Fuente: jornada.com.mx

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