«Es clave hablar de una izquierda más soberanista que proponga la reindustrialización de Chile. A eso le agregaría el tema de las AFP. Con esas tres cosas –industrialización, reforma de las AFP y una agenda económica sólida– podemos hacer de Chile un país más grande y más justo. Si fuera candidato, quizás sería más enfático que tú y añadiría algo más ambicioso: propondría que Chile crezca a un 5% anual.»
Nicolás Romero
Una izquierda más soberanista, que busque reindustrializar el país, que rechace políticas de intervención en asuntos de Venezuela o Nicaragua, y que, en cambio, apueste por la convivencia y por aprovechar las virtudes de bloques como el BRICS o el MERCOSUR. Una izquierda y un progresismo que confluyan en esos términos. Hoy, creo que el escenario es más o menos el mismo: un proyecto así podría lograr unos veinte parlamentarios. Sin embargo, para que esto sea posible, sería necesario un acuerdo programático, una candidatura presidencial común y un conjunto de intereses estratégicos compartidos. Por eso quería conversar contigo hoy, Marco. Creo que se está abriendo una conversación interesante al respecto. Llega el momento de poner las cartas sobre la mesa y preguntarse: ¿cuáles son los ejes que podrían estructurar una nueva coalición donde confluyan una izquierda y un progresismo más auténtico, no como el del Frente Amplio, que se autodenomina progresista pero que, en la práctica, responde más a Estados Unidos? ¿Cómo lo ves,? ¿Y sobre qué ejes y prácticas podría construirse este proyecto?
Marco Enríquez-Ominami
Es clave hablar de una izquierda más soberanista que proponga la reindustrialización de Chile. A eso le agregaría el tema de las AFP. Con esas tres cosas –industrialización, reforma de las AFP y una agenda económica sólida– podemos hacer de Chile un país más grande y más justo. Si fuera candidato, quizás sería más enfático que tú y añadiría algo más ambicioso: propondría que Chile crezca a un 5% anual. Porque, mira, una izquierda que no habla de crecimiento económico no es izquierda, ni en Chile, ni en Argentina, ni en Brasil. Es imperdonable. Chile tiene una economía muy pequeña, Nico. Estamos obligados a crecer por encima del 3%, porque si no, no generamos empleo. Luego, en cuanto a medidas concretas, dejaría de lado la emisión de declaraciones programáticas y apostaría por acciones prácticas: un plan agresivo de obras públicas, por ejemplo. También abordaría temas complejos como la migración. En eso sería muy directo. Llamaría a los gobiernos de Bolivia y Venezuela y les diría: «Mira, el delincuente de tu país que está condenado aquí, te lo voy a devolver. No voy a seguir gastando un millón de pesos mensuales en cárceles para violadores o criminales que son de tu país. Hazte cargo». Eso sí, todo esto con respeto por la dignidad de las personas y en el marco de la diplomacia. En ese sentido, creo que la izquierda también tiene que ser capaz de responder con firmeza y de hacerse cargo de las preocupaciones de la gente. Hoy, la «agenda del miedo» está muy fuerte en Chile, y eso no puede ignorarse. Hay que ofrecer soluciones reales y pragmáticas. Por ejemplo, si el 30% de los presos extranjeros están condenados, yo los deportaría a todos, sin excepción. Para eso, claro, necesitamos una política de integración y diálogo con otros países, aunque no siempre nos guste. Porque, al final, la diplomacia y la cooperación internacional son herramientas indispensables para avanzar en una agenda soberanista y progresista.
Fuente: revistadefrente.cl