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Investigaciones académicas y periodísticas alertan de las consecuencias negativas del avance de los sembríos de palma aceitera en los pueblos indígenas donde se cultiva.

Deforestación altera vida de pueblos indígenas y pone en riesgo su seguridad alimentaria_Idele
Deforestación altera vida de pueblos indígenas y pone en riesgo su seguridad alimentaria_Idele

Desde Indonesia y Malasia, los principales productores de aceite de palma, hasta los territorios de América del Norte, Centro y del Sur, la palma altera la vida de los pueblos indígenas, guardianes de los bosques y biodiversidad.

La pérdida de sus territorios para el cultivo de la palma aceitera es una de las principales amenazas para su buen vivir, seguida de la falta de alimentos para su subsistencia, producto del acaparamiento de los bosques para la agricultura a gran escala.

Indonesia

En un informe publicado por Human Rights Watch en 2019, se puede conocer los efectos devastadores de la siembra de palma en los pueblos indígenas:  Ibans de Borneo y los Orang Rimba, pueblo indígena seminómada de Sumatra central.

El documento señala que estas alteraciones en la vida de los pueblos indígenas son consecuencia de las operaciones de las empresas empresas PT Ledo Lestari en West Kalimantan y PT Sari Aditya Loka 1, subsidiaria de Jardine Matheson Group, en Jambi.

La indagación de Human Rights Watch recoge testimonios de personas de ambos pueblos quienes coinciden en que la siembra de palma ocasionó la disminución de sus bosques y por ende la reducción de alimentos.

A pesar que desde 1999 el gobierno de Indonesia aprobó una serie de leyes para que las empresas de palma consulten a las comunidades locales, Human Rights no encontró prueba de ello en las aldeas donde opera PT Ledo Lestari desde 2004.

A ello se suma la falta de una compensación justa y equitativa por las tierras indígenas, precisa el informe, pues si bien la empresa pagó por hectárea a algunas familias, no tuvo en cuenta la pérdida del bosque que servía como fuente de sustento para los indígenas.

México

Hasta el julio de 2023, el estado de Chiapas en México concentraba cerca del 44 % de toda la palma que se cultivaba en México con casi 50 mil hectáreas plantadas, según datos del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM) por sus siglas en inglés.

“Después de unos 5 años de haber sembrado palma, se ve que los alimentos ya están contaminados con los agrotóxicos”, contó Guadalupe Núñez Salazar, coordinadora de La Red de Mujeres de La Costa en Rebeldía a WRM.

El Sistema de Información Cultural de México (SIC) precisa que Chiapas es el hogar de 14 pueblos indígenas y que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) concentra el 28.2% del total de indígenas de México.

En este territorio la población también perdió sus bosques por la tala y quema de los bosques que fueron sustituidos por el monocultivo de palma, precisa el el sitio web Avispa Midia.

Una investigación realizada por Mongabay en 2019 recogió el testimonio de población indígena Tulijá de la comunidad de Concordia y del pueblo Maya Chol, que coincidieron en que la palma ocasionó la desaparición de fuentes de agua y por ende reducción de los alimentos.

Ecuador

En 2022 un informe de Mongabay alertó la amenaza del avance de palmicultoras en las comunidades afroecuatorianas de Chiquita y Barranquilla, así como en pueblo indígena Awá, a la que se sumó la contaminación de fuentes de agua del pueblo Siona-Siekopai.

Este medio pudo determinar tres tácticas utilizadas por los empresarios de la palma para expandir sus plantaciones que consistía en rodear, invadir y aislar a la población como el caso de los indígenas siona y siekopai en la provincia amazónica de Sucumbíos.

“La palma aceitera ha ido rodeando sus territorios y generado divisiones dentro de las comunidades, al convencer a algunos indígenas de que siembren dentro de sus tierras”, dice textualmente el informe periodístico.

Julianne A Hazlewood, geógrafa e investigadora estadounidense, precisa que la expansión del cultivo de la palma genera deforestación, contaminación del agua, desposesión de tierras y la violación de los derechos de pueblos indígenas y afroecuatorianos.

De la misma forma, el especialista en investigación del cambio climático, sostenibilidad y desarrollo, Jhorman Angel determinó que el cultivo de la palma se relaciona con la precarización del campesino, afectaciones a la salud y la pérdida de biodiversidad en la provincia de Esmeraldas una de las más afectadas en el Ecuador.  

Perú

En el caso del Perú, Ucayali, Loreto y Huánuco son los mayores productores de aceite de palma, dejando tras su paso la huella imborrable de la deforestación y los conflictos con comunidades.

En Ucayali, la principal productora de aceite de palma del país, la plantación de palma aceitera Ocho Sur, ha generado el enfrentamiento entre pobladores de la comunidad indígena Santa Clara de Uchunya de la etnia Shipibo.

“La deforestación de 7,216 hectáreas para la instalación de plantaciones de palma aceitera en el territorio ancestral de la comunidad, sin su consentimiento libre, previo e informado”, enfatiza un artículo de Forest Peoples Programme.

La organización detalla que la empresa fomenta el divisionismo en la comunidad para sobreponerse a cualquier resistencia a sus actividades y la expulsión de miembros de la comunidad como represalia; la contaminación y desviación de cuerpos de agua; amenazas, intimidación, actos de hostigamiento y ataques contra líderes indígenas.

 

Fuente: servindi.org

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