Radio Victoria

«Es fundamental cuestionar cómo algunas organizaciones feministas pueden celebrar la caída de un gobierno que representó una oposición al avance de grupos terroristas. Es un contrasentido celebrar el ascenso de los yihadistas, quienes infligen sufrimiento y violencia, especialmente hacia las mujeres, y promueven ideologías extremistas. La posición geopolítica debe ser clara: debemos oponernos al yihadismo y a la violencia que proviene no solo de las intervenciones sionistas, sino también del expansionismo turco.»

La caída de al-Assad debilita el eje de resistencia en la región, lo que afecta directamente al pueblo palestino y su lucha contra la ocupación
«La caída de al-Assad debilita el eje de resistencia en la región, lo que afecta directamente al pueblo palestino y su lucha contra la ocupación. La resistencia palestina, que depende de aliados como Irán y Siria, queda más expuesta sin el respaldo de un régimen que facilitaba su logística y armamento. Debemos ser conscientes de las consecuencias de estos procesos y adoptar una postura firme, evitando caer en la narrativa occidental que fomenta la desestabilización del Medio Oriente.»
Por Nicolás Romero
Antecedentes

La caída del gobierno de Al Assad en Siria a manos del avance del terrorismo yihadista sostenido por Turquía y EEUU y el avance sobre territorio Sirio del ente sionista, ha generado más de una reacción en el mundo de las izquierdas chilenas. Organizaciones que se denominan feministas como la Coordinadora 8 de Marzo han salido a celebrar esta caída, secundado por organizaciones como la Coordinadora Por Palestina. Otra tanto han aportado medios como la Voz de los Que Sobran quienes en una extensa entrevista a Rodrigo Karmy insisten en esta nociva concepción. Karmy infundadamente dice que EEUU no quería derrocar a Al Assad sino solo debilitarlo, afirmación que se encuentra en abierta contradicción a lo señalado por el mismo Al Assad desde su exilio en Rusia.

-Aquí la entrevista de la Voz De Los Que Sobran: https://www.youtube.com/watch?v=Y_eoGHK7AN4&t=934s

-Aquí un post de la Coordinadora por Palestina preocupados de nutrir la matriz occidental que sindica a Al Assad como un dictador https://www.instagram.com/p/DDlO15AuD64/

-Aquí el post de la Coordinadora 8 «Los pueblos celebran la caída de Al Assad: https://www.instagram.com/p/DDkTykqPja8/?img_index=1

Desde Chile, parece fundamental, más que abordar la situación en Siria, que está bastante distante para nosotros, reflexionar sobre cómo se configura la izquierda en nuestro país y qué batallas ideológicas estamos librando. Es complicado que surja un proyecto soberanista en Chile si la propia izquierda no es capaz de distinguir entre los diferentes enfoques, más allá del debate sobre los proyectos socialistas.

Un ejemplo que podríamos considerar es el de Siria bajo el gobierno de Bashar al-Assad, quien implementó un proyecto soberanista. Este enfoque se diferenciaba de naciones como Arabia Saudita o Qatar, que, aunque presenten visiones religiosas extremas, mantienen políticas económicas liberalizadoras dispuestas a entregar sus riquezas. En cambio, Siria bajo al-Assad mantuvo una política soberanista que, históricamente, se alió con Rusia, ofreciendo a este país una salida viable hacia el Mediterráneo.

La situación en Siria está interrelacionada con lo que ocurre en Chile, ya que debemos discernir bien estos contextos. Celebrar un supuesto levantamiento popular en Siria, que en realidad ha sido un avance del yihadismo, no ayuda a entender la complejidad del conflicto. Muchos de los combatientes yihadistas no son sirios; provienen de diversas regiones, incluyendo Europa. Esto refleja una estrategia, similar a la de Afganistán, donde Estados Unidos y otros actores han buscado desestabilizar países en lugar de crear gobiernos pro-Israel o pro-estadounidense.

En Irak, por ejemplo, aunque hoy exista un gobierno, este carece de control real sobre el territorio. Lo mismo ocurre en Libia, donde Estados Unidos ha demostrado ser capaz de desestabilizar naciones y controlar sus recursos. Es crucial que dentro de la izquierda se dé una disputa ideológica clara sobre estas intervenciones extranjeras. Muchas veces, sectores de la izquierda han legitimado estos procesos, como ocurrió en Nicaragua en 2018, donde algunas organizaciones feministas promovieron los levantamientos que en gran parte contaban con respaldo extranjero, similar a lo que sucede en Venezuela.

Esto no significa que debamos apoyar a todos los aliados de Rusia sin cuestionamiento; es posible tener una postura crítica hacia todos los actores involucrados. La clave está en poder analizar las implicaciones geopolíticas detrás de los acontecimientos. Quien ignore el contexto que llevó a la caída del gobierno de al-Assad está distorsionando la realidad al omitir la fuerte intervención extranjera, apoyada por Turquía hacia los grupos yihadistas, quienes avanzaron sin resistencia significativa.

Es fundamental cuestionar cómo algunas organizaciones feministas pueden celebrar la caída de un gobierno que representó una oposición al avance de grupos terroristas. Es un contrasentido celebrar el ascenso de los yihadistas, quienes infligen sufrimiento y violencia, especialmente hacia las mujeres, y promueven ideologías extremistas. La posición geopolítica debe ser clara: debemos oponernos al yihadismo y a la violencia que proviene no solo de las intervenciones sionistas, sino también del expansionismo turco.

La caída de al-Assad debilita el eje de resistencia en la región, lo que afecta directamente al pueblo palestino y su lucha contra la ocupación. La resistencia palestina, que depende de aliados como Irán y Siria, queda más expuesta sin el respaldo de un régimen que facilitaba su logística y armamento. Debemos ser conscientes de las consecuencias de estos procesos y adoptar una postura firme, evitando caer en la narrativa occidental que fomenta la desestabilización del Medio Oriente.

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