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Un informe elaborado por la ONG británica Earthsight dejó al descubierto las consecuencias medioambientales que provoca la producción industrial de algodón en Brasil, donde se repiten situaciones de deforestación ilegal, acaparamiento de tierras, corrupción y violencia. Esa materia prima es utilizada para la producción de indumentaria que venden varias cadenas, ente ellas H&M y Zara, afirma la organización.

Vista aérea de la deforestación en El Cerrado, en San Desiderio, estado de Bahía, Brasil, el 25 de septiembre de 2023.Florence Goisnard / AFP

Un informe elaborado por la ONG británica Earthsight dejó al descubierto las consecuencias medioambientales que provoca la producción industrial de algodón en Brasil, donde se repiten situaciones de deforestación ilegal, acaparamiento de tierras, corrupción y violencia. Esa materia prima es utilizada para la producción de indumentaria que venden varias cadenas, ente ellas H&M y Zara,  afirma la organización.

Durante más de un año, la ONG analizó imágenes satelitales, fallos judiciales, registros de embarque y asistió a ferias comerciales mundiales para seguirles el rastro a unas 816.000 toneladas de ese algodón exportado desde algunas de las principales fincas de Brasil a ocho productores de ropa en Asia. Allí se fabricaron casi 250 millones de prendas y artículos para el hogar destinados a las cadenas minoristas.

Las tierras de plantación pertenecen a familias ricas que se encuentran entre los mayores productores de algodón de Brasil. Pero también tienen medidas judiciales, fallos por corrupción y multas por millones de dólares por la tala de unas 100.000 hectáreas en El Cerrado. Se trata de una vasta región que cubre un cuarto de la superficie de Brasil y en ella habita el 5 % de las especies de todo el mundo, incluyendo el oso hormiguero gigante y el armadillo gigante.

Según denuncia Earthsight en su informe, más de la mitad de esta región ha sido talada para dedicar ese espacio a la agricultura, en especial en las últimas décadas. Durante el año pasado la deforestación aumentó un 43 %. Esta destrucción, de acuerdo al propio Gobierno brasileño, provoca un impacto climático equivalente a la presencia de 50 millones de vehículos más cada año, mientras que, por la pérdida de su hábitat, cientos de especies enfrentan el riesgo de extinción.

Además, la situación ambiental se agrava debido a que cada año miles de millones de litros de agua dulce son desviados a los campos de algodón, que también son rociados con 600 millones de litros de pesticidas.

En este contexto, durante las últimas décadas Brasil aumentó notablemente la producción de algodón, especialmente en El Cerrado, donde se cultiva en rotación con la soja. Se espera, de acuerdo con el informe, que para 2030 el país sudamericano se convierta en el mayor exportador de algodón, por encima de EE.UU.

Sin embargo, el incremento de las tierras de producción hace retroceder a las comunidades tradicionales, ya que son forzadas a abandonar sus territorios, no pueden realizar sus actividades de subsistencia y son sometidos a vigilancia, intimidación y robo de ganado por parte de sicarios que responden a los grandes hacendados.

“El cultivo [de algodón] ha experimentado un auge en las últimas décadas y se ha convertido en un desastre ambiental“, afirmó el director de Earthsight, Sam Lawson. “Si tienes ropa de algodón, toallas o sábanas de H&M o Zara, es posible que estén manchadas por el saqueo de El Cerrado. Estas empresas hablan de buenas prácticas, responsabilidad social y esquemas de certificación, afirman invertir en trazabilidad y sostenibilidad, pero todo esto ahora parece tan falso como sus arreglos de vidriera”, lamentó.

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