Radio Victoria

De “resultados mediocres” calificó la organización Ecologistas en Acción al evaluar los resultados generales de la Cumbre de Biodiversidad (COP16) en Cali, Colombia.

Fuente de la imagen: InfoAmazonía.
Fuente de la imagen: InfoAmazonía.

Preocupa el escaso número de países que presentaron sus planes nacionales para implementar el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal .

Si bien admite avances en el reconocimiento de los pueblos indígenas y afrodescendientes y en el mecanismo de evaluación del Marco Mundial señala graves retrocesos por la visión mercantilista de la naturaleza y la falta de compromisos en financiación.

La COP16 estaba llamada a ser la cumbre de la implementación y desarrollo del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, pero esto se ha cumplido solo a medias.

Lo positivo

Ecologistas en Acción destaca como positivo la adopción del Marco de Evaluación y Seguimiento del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal.

Esto incluye una serie de indicadores y fuentes de información bastante amplias que permitirá recopilar datos sobre el progreso en el cumplimiento de las 23 metas.

Las carencias

Hasta la fecha solo 44 de los 196 países han presentado sus planes nacionales para conservar la biodiversidad, adaptados al Marco Mundial, con una calidad y ambición en muchos casos cuestionable.

Además, del Marco de Evaluación y Seguimiento ha desaparecido el compromiso de que la convención genere informes donde se evalúe el progreso de cada país o la posibilidad de formular propuestas de políticas vinculantes, algo especialmente grave.

Por otro lado, en el apartado de financiación, no hay novedades en cuanto a la aportación de los países ricos para financiar la conservación de la biodiversidad.

El compromiso sigue siendo voluntario, de 20.000 millones anuales en ayudas en 2025 y 30.000 en 2030.

La Alianza por el CDB cuestionan de que haya diluido la petición para que los flujos financieros privados y públicos que van a inversiones destructoras de la biodiversidad sean identificados y reducidos drásticamente mediante regulaciones internacionales.

Los 30.000 millones de dólares anuales prometidos para políticas de conservación no llegan a ser ni “un diminuto David frente a Goliat”, declara Ecologistas en Acción, comparados con los 7.000.000 millones (o 7 billones) de dólares que cada año se invierten en destruir la naturaleza, según reconoce el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Cambio climático y biodiversidad

La cumbre aprobó un texto sobre la respuesta coordinada a las crisis climática y de biodiversidad, donde se reconoce que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son crisis interdependientes, que deben ser confrontadas de forma coordinada.

Asimismo, se ha acordado proponer un grupo de trabajo conjunto de los tres convenios de Río, que reportará sus conclusiones antes de la COP17.

“Pero es un documento con serias deficiencias que no permite afrontar adecuadamente la gravedad de la situación” indica Ecologistas en Acción.

La propuesta inicial planteada por el órgano científico alertaba del impacto negativo sobre la biodiversidad de los monocultivos intensivos y plantaciones para agrocombustibles, puesto que sustituyen bosques naturales y cultivos de subsistencia.

Asimismo, pedía implementar salvaguardas para asegurar un enfoque basado en los derechos humanos y solicitaba al Secretariado del Convenio de Diversidad Biológica recopilar información sobre créditos y compensaciones de biodiversidad, y otros enfoques de mercado y su efecto sobre la biodiversidad.

“Ninguna de estas propuestas ha prosperado: han quedado fuera del texto final o han sido diluidas seriamente” prosigue Ecologistas en Acción.

Felizmente, el texto aprobado, pese a los intentos de algunas delegaciones como Arabia Saudita o Rusia, se reafirma en la moratoria sobre los experimentos de manipulación masiva del clima.

Amenazas emergentes tecnológicas

En la COP han tenido una mayor presencia una serie de tecnologías y mecanismos que, potencialmente, pueden tener un impacto muy negativo en la biodiversidad.

En la resolución aprobada se mantuvieron los enfoques dedicados a plantear la biología sintética como una oportunidad de las partes, y se eliminaron una serie de salvaguardas fundamentales. 

Entre ellas, la petición de incorporar el principio de análisis de perspectivas, monitoreo y asesoramiento de este tipo de tecnologías de un modo multidisciplinario (no únicamente tecnológico), bajo un grupo de trabajo ad hoc, con garantías de independencia de sus miembros y sin conflictos de intereses.

El rápido desarrollo de nuevas técnicas de ingeniería genética fue analizado en una resolución sobre biología sintética, mediante la cual se crean microorganismos “a la carta” que no existen en la naturaleza.

Asimismo, herramientas como los impulsores genéticos, las cuales potencialmente pueden afectar poblaciones silvestres de especies naturales y provocar cambios genéticos masivos en poblaciones enteras de una especie o su extinción dirigida.

Tales impulsores buscan legitimarse bajo la justificación de ventajas económicas en un caso o de eliminar vectores biológicos de enfermedades contagiosas en el otro, advierte Ecologistas en Acción.

Mercantilización de la naturaleza

Ecologistas en Acción manifiesta que esta ha sido la COP donde las empresas han tenido una presencia más masiva y evidente, ocupando espacios, desarrollando presentaciones de sus iniciativas y proyectos, y generando una apabullante presión hacia las delegaciones.

El aspecto más evidente ha sido el impulso dado a mecanismos de mercado que, bajo diferentes nombres y modalidades, ponen precio a la biodiversidad y la lanzan a los brazos de los mercados y las empresas.

Estos son mecanismos como los créditos de biodiversidad, las compensaciones, o esquemas de “no pérdida neta” o “ganancia neta”.

En todos los casos se trata de mecanismos en los cuales se asigna un valor económico a “unidades” de especies o de ecosistemas, que los inversores compran bien sea para volver a vender posteriormente o para compensar la destrucción de ecosistemas supuestamente equivalentes en otro lugar.

Este tipo de sistemas, igual que con los créditos de carbono, suponen mercantilizar la naturaleza, tienen profundas incertidumbres operativas desde un punto de vista técnico y suponen un menosprecio a los valores sociales y espirituales que la biodiversidad tiene para los pueblos y comunidades.

 

Fuente: servindi.org

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