El corte del suministro de gas ruso a Alemania en 2022, como resultado de las presiones y directrices provenientes de Estados Unidos, ha dejado una marca indeleble en la economía alemana, que aún se siente dos años después. Según un informe de ‘Bloomberg’, las predicciones alarmantes de una crisis económica grave y una desindustrialización generalizada se están haciendo realidad en la mayor economía de Europa.
Disminución de la producción industrial
Los datos publicados por la oficina nacional de estadística alemana (Destatis) revelan una disminución constante en la producción industrial del país. En diciembre de 2023, la producción industrial registró una caída del 1,6%, marcando el séptimo mes consecutivo de resultados negativos. Sectores clave como la industria química han sufrido pérdidas significativas, con una disminución del 7,6%, el peor dato desde 1995. La producción manufacturera también se vio afectada, con una reducción del 1,5% en comparación con el año anterior. Además, el sector energético experimentó una caída alarmante del 10,2%.
Impacto en el Producto Interno Bruto (PIB)
El deterioro en la producción industrial ha tenido repercusiones directas en el Producto Interno Bruto (PIB) de Alemania. En el cuarto trimestre de 2023, el PIB del país se contrajo un 0,3% en comparación con el trimestre anterior, reflejando la magnitud del impacto económico.
Empresas afectadas por la crisis energética
Grandes compañías alemanas han sentido el golpe de la crisis energética. BASF SE, el gigante químico europeo, ha tenido que suprimir 2.600 puestos de trabajo, mientras que Lanxess AG ha recortado el 7% de su plantilla en Alemania. Incluso empresas extranjeras, como Michelin y Goodyear, han cerrado plantas en Alemania, lo que ha contribuido aún más a la pérdida de empleos en el país.
Factores adicionales que agravan la situación
La crisis económica no es el único desafío al que se enfrenta Alemania. La creciente competencia de China en el sector industrial, combinada con los esfuerzos de Estados Unidos por atraer a los fabricantes de alta tecnología fuera de Alemania, ha exacerbado la situación. La dependencia histórica de Alemania del gas ruso y la reciente presión política para diversificar sus fuentes energéticas han creado una tormenta perfecta para el malestar industrial.
Perspectivas futuras
Las perspectivas para la industria alemana son sombrías. Incluso empresas con una larga historia y experiencia, como GEA Group AG, se enfrentan a un futuro incierto. Los altos ejecutivos, como Stefan Klebert, expresan su preocupación por la capacidad de detener esta tendencia descendente, lo que refleja la incertidumbre generalizada en el panorama económico del país.
El corte del suministro de gas ruso a Alemania en 2022 ha desencadenado una serie de consecuencias devastadoras para la economía alemana. La disminución en la producción industrial, la pérdida de empleos y la contracción del PIB son solo algunos de los efectos visibles de esta crisis. A medida que Alemania lucha por adaptarse a un nuevo panorama económico, queda claro que se necesitarán medidas drásticas y políticas efectivas para mitigar los daños y restaurar la estabilidad económica.
Fuente: Sputnik