Radio Victoria

La ofensiva diplomática-militar realizada por la exjefa del Comando Sur, generala Laura Richardson por países latinoamericanos con gobiernos de derecha está permitiendo a Estados Unidos incrementar sus bases militares en la región.

Fuentes: Rebelión
Fuentes: Rebelión

Una fuerte ofensiva diplomática y de presiones hacia América del Sur lanzó Estados Unidos en los últimos dos años la cual fue encabezada por Richardson, quien entregó el cargo en noviembre de 2024 al almirante Alvin Holsey.

Desde su nombramiento en octubre de 2021 la militar de cuatro estrellas, compareció en varias ocasiones ante el Congreso estadounidense, visitó naciones latinoamericanas y en todas sus alocuciones insistió en acusar a Rusia y China de ser las principales amenazas para la región.

En sus discursos destacó que Latinoamerica es relevante para Washington “por todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, el 60 % del litio está en Argentina, Bolivia, Chile, necesario para la tecnología actual; se encuentran en las zona las reservas más grandes de petróleo, el crudo ligero a lo que se suman los descubiertos recientemente en Guyana”.

Asimismo enfatizó “se hallan los recursos de Venezuela, petróleo, oro y cobre; los pulmones del mundo, el Amazonas; también el 31 % del agua dulce del orbe en esta región. Tenemos mucho que hacer, esta región importa, tiene que ver mucho con nuestra seguridad nacional y tenemos que intensificar nuestro juego”. El imperio al acecho.

Estados Unidos tiene desplegadas más de 75 bases militares en Latinoamérica. Entre los países con mayor presencia militar se encuentran Panamá con 12 bases militares; Puerto Rico también con 12, Colombia con 9 y Perú con 8. Posee bases en El Salvador, la ilegal de Guantánamo (Cuba), Aruba, Curazao, Antigua y Barbuda y Costa Rica, entre otras.

En el empeño de controlar militarmente a la región, Estados Unidos reactivó la Misión Naval Southern Seas y entre abril-junio de 2024, oficiales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú compartieron un viaje a bordo del USS George Washington, un portaaviones nuclear del Comando Sur.

Con la anuencia del Comando Sur, el Pentágono y la Richardson, el régimen del ultraderechista Javier Milei anunció la instalación de una base militar estadounidense en Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, a más de 3 000 kilómetros de Buenos Aires.

Ushuaia por sus características únicas le ofrece a Washington grandes ventajas geopolíticas en su disputa comercial y militar con China. Esta región funciona como un puerto natural y pasaje entre el océano Atlántico y el Pacifico, además de ser la puerta de entrada a la Antártica.

Otro ultraderechista, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa autorizó que las Islas Galápagos se conviertan en base militar de Estados Unidos.

Con la autorización del Consejo de Gobierno de la provincia de Galápagos, entraron en vigor los tratados de cooperación militar entre ambos países firmados por Noboa el 15 de febrero de 2024.

Uno de los puntos es que se otorgará al personal militar y civil del Departamento de Defensa estadounidenses y sus contratistas, privilegios, exenciones e inmunidad equivalentes a lo recibido por el personal administrativo y técnico de las misiones diplomáticas bajo la Convención de Viena.

Desgraciadamente ya los buques, personal militar, armamento, equipamiento y submarinos podrán instalarse en ese archipiélago declarado por la UNESCO en 1978 como Patrimonio Natural de la Humanidad.

Es un acuerdo similar al que logró Washington con el gobierno de Jamil Mahuad en 1999 y por el que se impuso una base militar en Manta hasta 2009, que no fue renovado por el entonces presidente Rafael Correa y que además, en la nueva Constitución de 2008 se prohibió la presencia de fuerzas o bases militares extranjeras en Ecuador.

Desde Panamá se ha confirmado un gran incremento de la actividad militar de Estados Unidos en la región que está utilizando a esa nación como base de operaciones estratégicas.

La Central Nacional de Trabajadores de Panamá (CNTP) denunció públicamente la presencia de aeronaves militares estadounidenses estacionadas en el aeropuerto Howard, ubicado en las afueras de la capital panameña.

Agencias de prensa y el analista geopolítico Leonid Savin, confirmaron el despliegue de aviones C-17 Globemaster III, helicópteros Sikorsky UH-60 Black Hawk y Bell UH-1h en el aeropuerto internacional Panamá Pacífico.

Todo ese derroche de fuerza indica fehacientemente que Estados Unidos está intensificando sus acciones militares agresivas en toda la América Latina.

Ya no es solo derrocar gobiernos progresistas por golpes parlamentarios o falsas declaraciones sobre fraudes electorales cuando los ganadores de los comicios no son afines a sus intereses, sino que ahora las amenazas militares y posibles invasiones sobrevuelan por toda la región del hemisferio.   

Imprescindible será la unión de nuestros pueblos para detener los embates imperiales.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

 

Fuente: rebelion.org

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