El país centroamericano, luego de un nublado proceso electoral general 2023, ocasionado por los mismos magistrados del Tribunal Supremo Electoral (STE), cuyos resultados fueron resistidos con medidas judiciales por facciones del poder desobedientes al gobierno norteamericano, finalmente pudo estrenar nuevo presidente de la República, en los primeros minutos del día 15 de enero del presente año.
El inesperado y flamante presidente Bernardo Arévalo juramentó en el cargo. La promesa central del gobierno de Arévalo está centrada en la lucha contra la corrupción, recuperación de las instituciones cooptadas por el crimen organizado, la seguridad ciudadana, entre otros. Ya transcurren 45 días del nuevo gobierno. Los actores judiciales visibles que se opusieron a los resultados del proceso electoral continúan en sus funciones, incluso más envalentonados que antes. Muy a pesar que dirigentes y comunidades indígenas fueron movilizadas por más de 100 días hacia la ciudad capital en actos de protesta “exigiendo la renuncia inmediata de la fiscal general Consuelo Porral, del fiscal Rafael Curuchiche, y del Juez Fredy Orellana”.
El anunciado proceso de selección/designación de gobernadores, con la participación de la sociedad civil, como un acto para el fortalecimiento democrático, al parecer, es más de lo mismo. Las ternas dejaron fuera incluso a los ex dirigentes mayas que organizaron las “protestas de los 106 días” y que se habían auto postulado para gobernadores. En las relaciones internacionales, Arévalo hace lo mismo que sus antecesores obedientes a los intereses de los EEUU. Se reunió y expresó el respaldo del Estado de Guatemala al gobierno genocida de Israel que masacra palestinos y al neonazi gobierno de Ucrania. Aquí dejamos la entrevista completa con el analista y director de la Revista Gazeta, Virgilio Álvarez
