Bernardo Arévalo prometió cambios en el país consistentes en la lucha contra la corrupción y contra la narcoinseguridad, defensa del medio ambiente y derechos humanos, entre otros.
Por Ollantay Itzamná
Corrupción. Arévalo, para ser juramentado como presidente de la República, el pasado 15 de enero, tuvo que negociar, pactar, en el Congreso de la República con los partidos políticos tradicionales. Sin ello, no hubiese juramentado. El precio de ese pacto, ahora, le impide ser contundente contra los actores visibles de la corrupción, y le obliga a tomar “posturas simbólicas” como la firma de un documento de conducta de ética del ejecutivo, lineamientos sobre gastos públicos, etc.
Al momento, aquel pacto en el Congreso se rompió. Arévalo se quedó sin bancada, sin el apoyo multipartidario del Congreso, incluso sin el respaldo político/legal del Estado de Calamidad País que decretó por los incendios. Incluso, varios departamentos sin gobernadores aún.
Los corruptos encarcelados en tiempos de la CICIG, ahora, salen libres o con medidas sustitutivas.
Narcoinseguridad. “No me crean a mí. Lean las últimas estadísticas de seguridad”, respondió, un tanto molesto el presidente Arévalo, a una pregunta de prensa en Alta Verapaz.
Lo cierto es que los asesinatos, la industria del narcotráfico, las extorciones, continúan imparables como imparable es la estampida de entre 700 a 1000 guatemaltecos diarios hacia los EEUU, huyendo de la situación crítica del país. Durante los 100 días del gobierno de Arévalo, asesinaron a un alcalde, atacaron a una fiscal del Ministerio público matando a su madre y guardaespaldas, pero no hay culpables, y ocurrieron en la ciudad sede de Gobierno.
La amapola, la mariguana y las plantaciones de coca persisten en el país, al igual el resto de los ingredientes de la boyante narcoindustria.
Defensa del medio ambiente. Gracias al gobierno de Arévalo, Guatemala, al momento es el único país con minería metálica de gran escala a cielo abierto en la región. El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales del gobierno de Arévalo permitió que la minera Canadiense Cerro Blanco, en Asunción Mita, Jutiapa, retome sus operaciones de explotación, muy a pesar que en 2022, la población del lugar en consulta dijera NO a la mina.
La empresa petrolera británica francesa Perenco, muy a pesar que adeuda millones de dólares al Estado por impago de regalías, muy a pesar que destruyó de manera irremediable el área protegida Laguna del Tigre, seguirá operando. Arévalo, desoyendo el clamor popular, dijo: A Perenco se le renueva el contrato de concesión el 2025 para otros 15 años.
Defensa de derechos humanos. No existen decisiones políticas firmes contra la desnutrición infantil, ni política agroalimentaria contundente. Mientras, 8 de cada 10 niños siguen carcomidos por la desnutrición en el área rural.
Ningún defensor de derechos expulsado del país, durante los últimos años, ha vuelto al país.
Indígenas y campesinos que defendieron la democracia patronal (por 106 días en las calles) para que Arévalo asumiera el mando, fueron completamente excluidos de la posibilidad de ser gobernaciones y/o ministros durante el presente gobierno. El racismo sigue siendo el elemento constitutivo y configurador de las políticas públicas del gobierno de Arévalo. Aunque el neofolclorismo surge como estrategia desde el nuevo gobierno
Persiste la esperanza en el país de la desigualdad. Aunque los gobernantes siguen en la opulencia (con riquezas superiores a las de los reyes de la Edad Media), la gente aún cree que habrá cambios.
Se constata que el respaldo político o legitimidad de Arévalo proviene más de Washington que de este país chiquito donde todo queda lejos.
Ahora, Guatemala, junto a la Argentina de Milei, y al Ecuador de Novoa, compite o hace méritos para conseguir la estrella 51 de los EEUU. Como nunca, somos más dóciles a los intereses norteamericanos que a las aspiraciones de emancipación del Continente de Abya Yala. Arévalo se abraza con el neonazismo de Ucrania, bendice al genocida Estado de Israel, alardea su “amistad” con Taiwán. Mientras, Laura Richardson pasa revista por Guatemala como si se trata de su tercera tropa.