Panamá confirmó este miércoles que cerró algunos pasos irregulares usados por migrantes para cruzar por la selva del Darién, fronteriza con Colombia, con el fin de preservar la seguridad en esa inhóspita zona donde operan bandas criminales.
Las autoridades colombianas criticaron el cierre de estos pasos, afirmando que afecta “los derechos fundamentales” de los migrantes que transitan por esta peligrosa selva en su marcha hacia Estados Unidos.
“Lo que hemos tratado de establecer, precisamente para el respeto de los derechos humanos y garantizar su vida, fue la creación de un paso humanitario” que deben usar los migrantes, indicó el ministro de Seguridad Pública panameño, Frank Ábrego.
Este “paso humanitario” conduce a los viajeros hasta la zona de Lajas Blancas, “donde son atendidos por organismos como Cruz Roja Internacional, Cruz Roja Nacional, Unicef, Acnur y otros”, añadió el ministro.
Además, en Lajas Blancas los migrantes abordan los autobuses que los conducen hasta Costa Rica para continuar su travesía.
En 2023, más de 520 mil migrantes pasaron por la jungla panameña, pese a peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales. Este año ya han atravesado la selva unas 200 mil personas, en su mayoría venezolanos.
El nuevo presidente panameño, José Raúl Mulino, prometió cerrar el paso por el Darién y repatriar a los migrantes irregulares, en virtud de un convenio suscrito el 1 de julio con Estados Unidos.
Este acuerdo contempla un aporte de Washington de seis millones de dólares para financiar las repatriaciones.
Ábrego expresó que el cierre de esos pasos permite que las patrullas de la policía fronteriza panameña (Senafront) mantengan la seguridad en la selva, donde operan bandas criminales que roban, violan y matan a migrantes.
El viernes, la Defensoría del Pueblo de Colombia afirmó que el cierre de tres pasos fronterizos no autorizados ordenado por Panamá “aumentará el represamiento” de migrantes en la inhóspita selva.
Imágenes divulgadas por la Defensoría muestran a decenas de personas atascadas entre el barro y la espesa vegetación del lado colombiano de la frontera, frente a un alambre de púas resguardado por uniformados panameños.
En una aparente respuesta a las críticas colombianas, Ábrego expresó que “en la zona fronteriza no existe un puesto de migración conjunto entre Panamá y Colombia. En consecuencia, para cerrar los pasos de migrantes, no hay que consultarle al vecino país”.
Estados Unidos, que se encamina a unas elecciones en las que la migración es un tema clave, anunció en junio que enviará al Darién una unidad especializada en el combate al tráfico de personas.